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jueves, 17 de abril de 2008

Estadios estadounidenses repletos hasta la bandera para ver y escuchar al Papa en español

En una misa multitudinaria celebrada en el estadio de béisbol Nationals Park de Washington, Benedicto XVI ha señalado -en un perfecto español- que el crecimiento de la Iglesia católica de Estados Unidos se debe a la llegada de inmigrantes latinoamericanos destacando "la vitalidad del testimonio de fe" de los fieles de lengua castellana.

América latinaEl Pontífice pronunciaba así su primer mensaje en español en su tercer día de su gira por EE.UU. ante 45.000 personas.
"La Iglesia de Estados Unidos, cogiendo en su seno a tantos de sus hijos inmigrantes, ha ido creciendo gracias también a la vitalidad del testimonio de fe de los fieles de lengua española". A ellos, el Papa les ha pedido que "no se dejen vencer por el pesimismo, la inercia o los problemas" y que sean fieles a los "compromisos que adquirieron al ser bautizados". Asimismo, instó a los fieles hispanohablantes a "seguir contribuyendo al futuro de la Iglesia en este país y a la difusión del Evangelio". "Sólo si están unidos a Cristo y entre ustedes, su testimonio evangelizador será creíble y florecerá en copiosos frutos de paz y reconciliación en medio de un mundo muchas veces marcado por divisiones y enfrentamientos", añadía. Benedicto XVI terminaba su mensaje diciendo: "La iglesia espera mucho de ustedes. No la defrauden en su donación generosa".
Los católicos en Estados Unidos, según las últimas estadísticas del Vaticano (2006), son 67,5 millones, lo que supone un 22,6 por ciento de la población. Entre ellos, hay unos 30 millones de hispanos, la mayoría inmigrantes quienes contrarrestan la disminución en el número de no hispanos que se identifican como católicos. Aún más importante, un 68% de los latinos en EE.UU. se considera católico, y más de la mitad de los católicos menores de 25 años son hispanos, según los datos de la Secretaría de Asuntos Hispanos de la Conferencia de Obispos Católicos.
El Papa también ha hecho referencia a los escándalos sobre la pederastia de sacerdotes en este país norteamericano -a los que ya aludió en su primera jornada-, reconociendo el "dolor y el daño causado" e invitando a los fieles "a promover la recuperación y la reconciliación para ayudar a quienes han sido dañados", y a que "estimen a sus sacerdotes y los reafirmen en el excelente trabajo que hacen". "Ninguna palabra mía podrá describir el dolor y el daño producido por dicho abuso", exclamaba el Papa, subrayando la importancia de "prestar una cordial atención pastoral a los que han sufrido" y garantizando que "ya se han hecho grandes esfuerzos para proteger a los niños y éstos han de continuar".

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